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Existen diferentes métodos que analizan y tratan de sintetizar el proceso de generación de ideas creativas. Si no el más aceptado, si el más conocido todavía a día de hoy es el propuesto por Graham Wallas, profesor inglés, teórico en ciencias políticas y relaciones internacionales, así como uno de los líderes de la Sociedad Fabiana, y uno de los fundadores de la London School of Economics, en el año 1926.

Si bien en REALEGO Oficina Creativa trabajamos con una definición de Proceso Creativo diferente, más enfocada a nuestra práctica profesional y nuestros tiempos, nos parece de gran interés compartir lo que es el germen de la mayor parte de evoluciones, derivaciones y adaptaciones de este concepto.

El modelo de Graham Wallas divide el proceso creativo en cuatro etapas: preparación, incubación, iluminación y verificación.

               

Preparación.

Esta fase comprende el período de detección e identificación del problema, así como los esfuerzos de comprensión y formación relativos al mismo y búsqueda de información mediante el análisis del entorno. Este proceso de análisis e investigación es de carácter consciente y voluntario.

Incubación.

Según Wallas, la incubación es la etapa del proceso creativo en la que no pensamos directa y voluntariamente en el problema o reto creativo al que nos enfrentamos. La desconexión respecto del problema, alejándonos de él durante un tiempo variable (horas, semanas, meses o incluso años), puede producir las circunstancias y estímulos necesarios para que logremos concebir la idea o solución, hasta ese momento inaccesible a nivel consciente, al problema que tratamos de resolver.

Cuando pensamos esta etapa nos viene a la cabeza la siesta de Newton bajo el manzano, en la que supuestamente observó la forma perpendicular de caer de las manzanas y que es señalada como germen de las ideas que posteriormente plasmaría en su extraordinaria obra científica.

Otro claro ejemplo de las bondades de alejarse del problema  sería ese momento en el que nos encontramos bloqueados, y lo podemos observar en la teoría del benceno, esencial para la elaboración de colorantes industriales, que fue postulada por el químico alemán Friedrich August Kekulé, el cual soñó con la solución al problema que le ocupaba mientras sesteaba durante un viaje en autobús.

La idea se nos puede ocurrir mientras paseamos, dormimos, nos duchamos, observamos el vuelo de un pájaro, etc. Cualquier actividad que libere nuestra mente del problema puede ser el caldo de cultivo que dé lugar a la solución que buscamos.

Iluminación.

Es la fase en la que comienzan a surgir las ideas y soluciones a nuestro problema. En este momento ha sido denominado por algunos autores como experiencia Eureka, que se materializa en la idea final con la que resolver o superar el problema o reto al que nos enfrentamos.

Verificación.

Una vez concebida la idea o solución creativa, nos hallamos en la etapa de verificación que comprende el análisis y evaluación de la idea con el fin de perfeccionarla y determinar si esta constituye la solución más idónea para resolver nuestro problema.

En el ámbito del marketing y el mundo empresarial, en cuanto a la concepción de producto se refiere, también incluye la valoración de si dicha idea incorpora valor percibido para nuestro público objetivo y si va a ser apreciada por este, lo que luego se puede comprobar de manera más rigurosa mediante la realización de un test de concepto o de producto.